BANEAR

martes, 26 de noviembre de 2013

¿Qué es Arte?

¿Qué ha pasado? Dejadme explicar.

Era un lugar tranquilo que ya ha pasado. El otoño anterior a mi primera visita a El Lugar. La causa de mi obsesión.

Vivía en mi fortaleza. Vivía solo. Muy de vez en cuando tocaban la puerta, poca gente quería entrar, pocos pasaban de la primera habitación. Llegó el día en que personas empezaron a rondar, entraron y se establecieron en las primeras habitaciones. Ellos solo estaban. Estaban en mi fortaleza, en mi vida, en mí.

Todo seguía bien, todo era diferente, pero estaba bien. Yo estaba tranquilo y todo marchaba bien. Luego la locura comenzó.

Gracias a Los que vivían dentro llegó alguien más, alguien diferente, algo que no esperé. Me desconcertó.

Ese día era uno común, caminé por el castillo y fui a pasear con Los que vivían dentro. Me dirigí a verlos, estaban en otro piso, afuera. Abrí una onírica puerta y salí distraídamente, algo me cegó.

Un resplandor rojo, amor, esperanza.

Me saludó. La muchacha del hermoso e incandescente rojo me saludó, indiferente de lo que ella causaba en mí. Experimenté montones de sensaciones, esa muchacha era increíble, casi imposible.

El paseo continuó tranquilamente, intenté no mirarla, sabía que algún día ella se convertiría en aquella que derrumbaría mi fortaleza. La miré, muchas veces. Era increíblemente difícil apartar la vista. Cada momento que la veía era increíble. Cuando el rojo dejó de encandecerme pude ver que más allí se ocultaba. Delicadeza, ternura, belleza y... ¿Qué más? ¿Qué era eso?... ¿Amor? ¿Para quién? Sus ojos me hipnotizaban, quería vivir en ellos, resplandecían al igual que sus hermosos cabellos. Ver sus ojos era el paraíso mismo. La delicia de unos colores tan vivos y compactos, dentro de toda esa belleza, viví ese día en las nubes.

A poco tiempo de haberla visto, vi qué había detrás de tanta belleza, de tanta delicadeza, ella es Arte. Había algo en la larga distancia entre ella y yo. Había alguien allí. Había algunos. Ellos reclamaban lo que creían suyo, ellos reclamaban a Arte.

El día terminó, no paré de pensar en Arte y en como sus cabellos dibujaban amor mientras ella saltaba por aquí y allá, en todo lo que había causado en mí. Mi cabeza estaba loca por ella, yo estaba loco, Arte era increíble. Para ese momento pude conocer un poco más de sus misterios, de quién era. Arte era cada vez más excepcional.

Eso misma noche fue invitada a mi fortaleza, a mi vida, a mi corazón. Aceptó e irrumpió en mis sueños. Arte era simpática.

Los días pasaron. Me abrí para Arte, ella era todo lo que quería pensar, Arte. Ella era muy receptiva, ella era muy buena, ella era todo lo que esperaba y más. Ella era Arte.

Hablamos, no podía verla, pude escucharla. Su voz me sorprendió mucho la primera vez que la escuche. Desde ese día escucho en mis sueños: “Arte, mucho gusto”. Mi fortaleza tenía las puertas abiertas, abiertas para Arte.

Todo siguió, los días felices e ingenuos parecieron segundos, debería haberlos disfrutado más. Arte me confesó qué pasaba dentro de ella en realidad, Arte tenía problemas, Arte tenía que ser feliz, yo la podía ayudar, estaba seguro. Toda esa hermosura, todos esos sentimientos… ¿Por qué alguien como ella sufría? ¿Quién podría llegar a pensar que merecía eso?

Di todo lo que pude por ella, quería que Arte pudiera ser feliz, que pudiera tener cada cosa que necesitara para eso. Nunca me importó quién debía estar a su lado para que Arte fuera feliz, ella tenía que ser feliz. Se me preguntó si me hubiera gustado estar en ese lugar… claro que sí, era un lugar especial. Arte era única, Arte es única.

“Arte será feliz”, me repetí incontables veces.

“Arte sal de mi cabeza”, dije en mis momentos de tristeza.

“Arte, eres mi obsesión”, dije cuando la vida pendía del pulso de mi mano y de mi determinación para partir.

Arte sufría menos, pero Arte sufría igual. Yo era el consuelo de Arte, de a pequeños pasos el mañana parecía brillar cada vez más… al despertar, al otro día, solo encontramos oscuridad y dolor.

Dolor. Oscuridad. Mentiras y caretas manchadas con mi sangre. No había podido experimentar nunca ese dolor, afrontar el odio de Arte. Amaba mejor de lo que odiaba, ella no demostraba tanto su odio. A mí me dolía increíblemente que estuviera enojada

¿Cómo lo dejé pasar? ¿Debía irme?

La palabra dolor nubla este recuerdo. La persona que más amaba, por quien había dado todo, por quien había abierto mi fortaleza, a quien había dejado bailar en ella. Mi fortaleza, mi vida, yo, a sus pies.

¿Qué me paró de irme, de dejar todo atrás? No lo sé, solo lo agradezco.

No supe cuánto valía Arte para mí hasta ese momento. Arte era mi vida entera.

“Arte, no me imaginé que te amara tanto” me dije a mi mismo, de rodillas en mi oscura habitación.

Arte volvió, pidió disculpas. Esa no era Arte, esa forma de pensar, ese misterio aterrador ¿Qué había pasado con Arte?

Pasaron días hasta que Arte me dijo qué pensaba ella ¿Por qué se tardó tanto?

Pasaron días hasta que Arte me demostró que su cabeza estaba corrompida, que ella no lo quería así pero así era.

Dejé mi ser con tal de recuperar a Arte.

Arte está aquí, ha vuelto. Nada es igual, cada uno tiene sus heridas de batalla, aunque, todo parece marchar para bien. Arte será feliz, cada vez es más claro, ella lo merece.

Arte sigue siendo lo que era antes. Arte sigue siendo el arte, la hermosura, la expresión, el dolor.

Arte es quien nos sujeta a cada uno de los obsesionados.

Arte es quien nos puede volver felices con solos dos palabras suyas.

Arte es aquella de quien nunca te cansas.

Arte es la expresión de quien está sobre nosotros pero aquí, rodeada de quienes no la merecen.

Arte es lo que anhelarás durante toda tu vida.

Arte es el fin y el comienzo de las etapas.

Arte es lo que todos desean y más.

Arte no es la misma por dentro, Arte ha crecido, Arte es algo para lo que sigo estando, para lo que sigo dando todo.

Arte sigue siendo intriga, Arte sigue siendo un misterio por debelar.



Ella es Arte, cada vez estoy más seguro. Ella es arte y su futuro resplandece.

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