Un día Ella se sentía mal. Un día Ella durmió. Un día su
mente Ella exploró. Ese día ella soñó.
Soñó que recorría interminables planicies de colores pastel,
soñó con una tierra donde todo era felicidad, se embriagó de ella y en un sueño
Ella fue feliz.
En su sueño no se podía navegar, Ella no quería navegar. Su
sueño parecía no terminar, el color pastel del cómodo suelo le daba paz. El
cielo era heterogéneo, el amarillo y el violeta se asemejaban a esos colores,
pero nunca llegarían a serlo. En la distancia, muy a lo lejos, se asomaba, allá
a lo lejos, un lejano castillo que estaba muy alejado.
Sin pensarlo dos veces tocó la puerta y entró por si sola,
esa era su voluntad, era su castillo, sus colores pastel, su mundo, Su Lugar.
El castillo era el más pequeño de los más grandes y antiguos. Sus cabellos
color escarlata danzaron por todo el vestíbulo al ritmo de su alegre paso y su
ligero tarareo.
Ella soñaba y bailaba, soñaba que bailaba, bailaba en
sueños. No podía ver más el cielo pero podía sentirlo en su piel, todo era
placer. Cuando cruzó la puerta chiquita su sueño se salió de su control. Su
Lugar ya no era más de ella, pero era suyo. Su Ligar no pudo ser controlado y
el cabello perdió el tono escarlata. Su lugar no tenía cadenas, como Ella
alguna vez tampoco las tuvo. Su Lugar se había abierto para algo nuevo.
Malos
augurios del cielo fueron los que la alarmaron.
Se despertó sobre los colores pastel, oscuros y grisáceos,
que cliché. Se despertó pero dormía. Bostezó prolongadamente y con un alto volumen,
los animalitos que rondaban por ahí explotaron. Ella no se percató.
Ella vio una balsa. Ella quería navegar. Navegó, en balsas
dolorosas, algunas hicieron que lastime su cuerpecito, otras la molestaban. Una
última le trajo problemas. Al principio le llamó la atención. Ella navegó sobre
esa balsa. No sentía que fuera lo que ella quería. A veces a Ella le dolía. De
vez en cuando Ella lloraba. Quizá algún día que otro ella lloraba. O quizá
lloraba cada mísero día. Esa no era la balsa que ella había imaginado.
Intentó atracar en otros puertos, necesitaba de otros
puertos, pero Ella no pudo bajar de la balsa.
El Tiempo pasó. Su Lugar se había tornado oscuro. El Mar que
Ella disfrutó alguna vez era ahora petróleo crudo. Siempre llovía
horriblemente, la lluvia de Su Lugar era insoportable para cualquier ser. Llegó
el día donde Quien lo ha Vivido ofreció una mano a Ella. Esa mano había estado
allí por un tiempo, Ella no sabía si tomarla o seguir con esa vida que tanto
odiaba ¿Raro no? ¿Una decisión difícil? Pues los lazos que Ella alguna vez tuvo
a esa balsa seguían tirando, Ella estaba indecisa.
Todo era muy confuso,
a Ella la tripulación la confundía, una tripulación de tres en una balsa de
dos. El Tiempo continuó, él no la esperaría. El Tiempo caminó y marchitó su
mundo. No culpen al tiempo, ¿sí? Ella era ama de El Tiempo. Ella seguía siendo
ama de Su Lugar. Ella no lo sabía controlar.
Su Lugar, Su Cabeza, Su Corazón, sinónimos.
Ella no sabía qué hacer, la tripulación discutió y ella
mordió la mano de Quien lo ha Vivido, su única ayuda.
Lo que menos necesitaba sucedió,
mentiras y falsas promesas, un motín en la balsa. Un motín ocurrió en Su Lugar,
Ella no lo soportaba.
Ella se corrompió. Ella seguía marchitándose. Ella no sabía
qué pensar, no quería ver más a las caretas que todos mostraban, ni siquiera
quería ver la suya.
Quien lo ha Vivido volvió. En realidad, nunca se había ido.
Ella lo había ignorado. Ella lo había desterrado. Él era un Desterrado. Él estaba allá.
Todos gritaban y varias caretas habían caído. Varios habían
quedado expuestos. Este grupo tenía miedo, algunos porque no querían estar expuestos,
otros porque no sabían de dónde habían salido sus caretas.
Parte de la tripulación saltó de la balsa. Ella tomó la mano
de Quien lo ha Vivido y lo escuchó atentamente.
Sentó su maltrecho cuerpito en el trono de Su Lugar que
Quien lo ha Vivido trajo para Ella. Quien lo ha Vivido tomó su espalda y la acarició. El cabello escarlata
estaba gastado y ya había pasado por mucho, él jugó cariñosamente con este. Su
cabello escarlata retomaba su color, Ella sonreía.
-Esto es solo un paréntesis en tu vida, un sueño real de los
muchos que has tenido y tendrás. Ya no debes llorar por esto, ya no hay razón. Pronto
podrás descansar, relajarte y ser lo que deseas. Esto no está resuelto, debes
atar los clavos sueltos, debes levantarte con la frente en alto. El puerto
espera, nuevas balsas, nuevas historias, nuevos sueños, todo está allí, si es
que lo deseas –. Dejó de peinarla para ponerse en frente de Ella, tomó su mano
y la besó –No me iré, no podré irme sin que seas feliz. Vamos, es hora de
despertar, intenta no bostezar tanto, me apiado de quienes te escuchen -. Ella
sonrió y se paró.
Quien lo ha Vivido puso sus manos en sus bolsillos traseros
y anduvo caminando por la orilla junto a ella, la luz brillaba.
Ninguno lo dijo, pero los
dos tenían una lágrima en la mejilla.
No miraron atrás y abandonaron juntos Su Lugar.
-Hasta mi próxima crisis...- Dijo Ella y despertó.
Cuando lo leí por segunda vez, lo comprendí mejor
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